Mala suerte de unos imputados

En un canto al trabajo se nos dice: «Que el trabajo es virtud, es armonía, es levadura del placer humano, fuente del bien, secreto de la suerte, deber del hombre sano, honra del varón fuerte». Así lo entiende el juez José Castro Aragón, un jurista de origen andaluz y con su tarea en Palma de Mallorca. Estos días hemos conocido detalles de su biografía, con sólo cuatro horas de sueño –se nos informa– y el resto del día trabajando. Mala suerte han tenido algunos de los que se encuentran sometidos a sus decisiones en el juzgado. Castro es un todoterreno imparable. El único consuelo que a ellos les queda es recordar a L. P. Fargue, el poeta francés, premio de la ciudad de París, fallecido en 1947: «El trabajo es una cosa elevada y excelente, pero, a la larga, bastante fastidiosa».